Quedé en quedarme con un amigo. Llegué tarde, pero estaba.
Nos saludamos con un beso. No llovía, por suerte no llovía.
En la puerta del bar intercambiamos frases de autores que nos gustan. Porque nos apasiona pensar que, lo que me gusta a mi es perfecto y lo que le gusta a él es excelente. Claro, que las subjetividades se exacerban a esas horas de la noche. Pero ellas estaban. Eran poemas caminando por el espacio.
Todos, quienes ofrecimos nuestro tiempo de silencio a la prosa risueña y macilenta,
supimos entender.
Pero esos poemas, estaban faltos de compañeros ancestrales,
de compañeros de otras vidas,
de otros seres...
GO.
LU.
martes, 23 de febrero de 2010
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qué bueno ésto! recién lo veo...besos a los dos....
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